
Mi respiro, Lola
Cuando declararon el estado de alarma y el confinamiento sentí como un vacío en el estómago… ¿en serio va a suceder? ¿aguantaremos? Me parecía una película de ciencia ficción.
Probé a salir al principio a comprar y el ambiente era tan enrarecido; las colas, la gente con mascarilla, con guantes. Miradas preocupadas, desconfiadas, inquisitivas… pasó un tiempo en que pude volver a salir.
En casa traté de distraerme, cociné cosas buenas, hacía estiramientos en You Tube y conseguí engancharme a un libro.
Pero las tardes eran tediosas, y a veces sentía ahogo, entonces me salía al patio de luces y miraba hacia arriba. Primero, daba el mismo vértigo como si miraras hacia abajo, luego me concentraba en el azul del trozo de cielo engullido por la finca y respiraba profundamente.
Las mujeres del GAM empezamos a hacer videollamadas por WhatsApp a las 20.00 de la tarde, era mi momento, me encerraba en la habitación y reía y lloraba con las compañeras. Fuimos un gran apoyo las unas para las otras.
A un compañero también se le ocurrió que colgáramos fotos de nuestro “encierro” en el grupo de WhatsApp de GAM Valencia y tuvo mucha acogida, todo el mundo se puso a colgar escenas cotidianas de sus casas, de sus rincones favoritos o de sus mascotas.
Esta es una de mis fotos, mi respiro.